martes, 30 de septiembre de 2008

TrashSonetos (selección)

Poesía gauchesca

Malambo, zapateo y boleadora:
el gaucho su gran show está brindando.
Abajo hay una china, está mirando,
que tiene mucha cara e' peteadora.

La china quiere hablarle sin demora,
al gaucho que la mira zapateando.
El gaucho zapatea, va pensando:
"¡qué fiera es esa china acechadora!"

Dejando el escenario baja al pasto,
y ve a la china fea que se acerca;
quisiera ya meterse en un canasto,

jalarse un buen rayazo de su merca.
Qué feo es el rechazo, ¡qué nefasto!
Y bueno, así es la vida: es una puerca.




Música funcional (tres escenas)

(La joven empujando su carrito,
paseando entre las góndolas, cantando
-con labios apretados, murmurando-,
buscando un postre diet exquisito.)

El hombre con su traje ya marchito,
subiendo en ascensor -va tarareando-,
el doble de su peso está cargando;
no sabe que repite un viejo mito.

Rodeada de personas en espera,
yo aquí en el aeropuerto, en esta sala,
después de una terrible borrachera,

tirada en un sillón oyendo mala,
graciosa y vana música ligera,
estoy no sé hace cuánto en esta escala.




Cantando a dúo en ese karaoke

Cantando a dúo en ese karaoke,
nos conocimos, nos gustamos mucho.
Vos me mirabas, yo fumaba un pucho;
las dos flashamos ahí no más, al toque.

Me hiciste un gesto, yo te dije sí.
Al baño fuimos y nos encerramos.
Puse la traba, locas nos chapamos,
tijereteamos hasta el frenesí.

Te convidé sin drama de mi merca
y vos me diste un poco de la tuya.
Las dos salimos; te quedaste cerca.

Te dije “guarda”, en medio de la bulla,
“abajo está mi novia, que es muy terca,
mas no te enrolles nada me hace suya”.




Nosotros le metemos mucha fiesta

Nosotros le metemos mucha fiesta,
¡qué importa que la nada nos devore!,
con pop, con rock, con cumbia o con folclore,
le damos a la noche hasta la siesta.

Nosotros –la perrada bien dispuesta–,
jamás dejamos que algo deteriore
la firme convicción: ¡que no aminore!
Fumar, chupar, jalar es la respuesta

que damos a cualquier pregunta de esas,
que el clásico boludo apocalíptico,
nos hace en pleno ardor (con tono críptico):

-¿No somos de la angustia simples presas?
-Mirá, tal vez, no sé; no me calienta…
¡¿No ves que la monada está contenta?!




Tenía la carita pixelada

Tenía la carita pixelada.
Miraba hacia la cámara, contento,
buscando que la toma esté adecuada,
que encuadre bien su cuerpo, su instrumento.

"Quisiera q me des una mamada",
me dijo, lo escribió ahí en el momento.
Peló una pija grande, re-copada;
feliz me la mostró con lucimiento.

Le puse: "qué poronga q tenés!!!"
"Hermosa, yo imagino que lamés
el tronco de mi verga que te encanta,

después te la metés en la garganta...
tocate vos tb q yo ya acabo!!!!1"
...Y vi volar su leche; puse: "bravo!!"




Inmaculada concepción

Él vino a la mañana muy temprano.
"No quiero que me temas", eso dijo.
"Yo vengo nada más que a hacerte un hijo;
será para los hombres un hermano."

Miré bien a la cara a este fulano;
miraba como un loco: el ojo fijo.
Su cuerpo, pura luz, un amasijo,
con la poronga grande de un profano.

Mirá el chamuyo con el que me vino...:
"hermano de los hombres", ¡qué falacia!
Me dijo: "no temáis que soy divino".

En fin..., no le faltaba perspicacia.
Me puso a cuatro patas, y el cretino,
en seco la metió, por obra y gracia.




Mi pololo

"Al culo hay que dejarlo comer solo",
me dijo aquel chileno y empujó,
habiendo concluido el protocolo...,
su ojete hacia el strap-on que me dio.

Feroz voracidad tenía ese trolo,
que en dos o tres bocados se comió
aquello que él llamaba "mi pololo"
y yo denominé "mi superyó."

Entonces le fui dando despacito,
tanteando su deseo, su apetito,
metiéndoselo entero o la puntita

Diciéndole "qué linda, mi putita".
Más tarde, al despedirnos, me dio el coso:
"Es tuyo", dijo. Un tipo generoso…




¡Kumbia, qué mierda!

¡Cómo baila mi negra! Baila y llueve
sobre mí, en cada vuelta, su rocío.
Se abre paso bailando entre el gentío,
tan hermosa y radiante que conmueve.

¡Cómo baila mi negra! Baila y mueve
las caderas, las piernas... yo me río:
con su baile, ella llena mi vacío;
lo pesado se vuelve así más leve.

Se me acerca y me dice en el oído
(y me apoya su cara que está ardida):
no sé qué; no la escucho, hay mucho ruido.

...Y no importa, ella sigue, divertida.
Se sonríe, la negra, y su vestido,
en un giro, me roza, me liquida.




Road movie

-Entraron unos tipos bien armados
al drugstore de la vieja de la esquina.
¡Entraron y quedamos secuestrados!
-Te dije que no hablés a la oficina…

-Andá a cagar..., boluda, ¡es importante!
-A ver, negrita, ¿qué es lo que pasó?
-El tipo grande, un chongo alucinante...,
boluda, fue muy loco, ¡me encantó!

-Uy, negra, ¡¿de qué mierda estás hablando?!
-En serio, ¡y ahora me hago la rehén!
No sé, capaz que estoy exagerando...
Decile a mi mamá que yo estoy bien.

-¿Y dónde están ahora, ¡negra puta!?
-En medio de la nada, por la ruta...